sábado, 22 de noviembre de 2014

Chica repelente

¿Os acordáis de esos dibujitos que tanto se veían antes en youtube sobre una niña pequeña, rubia y repelente? Os diré algo, esa niña no es tan repelente como creemos.
Repelente es tener ese algo que hace que todos huyan de ti y tú no saber muy bien porqué pasa eso.
Hoy he vuelto al colegio, cuando todos me huían por saber más, por querer saber más, por querer recibir mi clase o simplemente, por querer igualdad de condiciones. Entiendo, que en el colegio lo mío no era muy normal y que por ello causara ese efecto. Pero hoy día, con 29 años, entre personas maduras...
Vale. No entiendo porque se molestan porque a mí me moleste las personas que hacen trampas y que son competitivas. Claro, no lo entienden, porque no recuerdan que ésas son precisamente las que hacen trampas y se molestan cuando tú, justamente, vas ganando. Pues bien, hoy me he quejado de esa persona y he utilizado sus mismas tácticas. Resultado: yo soy la mala. 
Al parecer no puedo quejarme por una nimiedad porque... no sé, será que ella, quien interrumpe la clase, quien no deja contestar ni hablar al profesor u otros compañeros, cae mejor que yo. Al parecer no puedo estar en mi derecho de querer recibir clases, unas clases que me han costado más de 600€. Al parecer yo no sé nada. Al parecer ya ni siquiera puedo tocarme el pelo o reírme de comentarios de otras personas o de las muecas de desesperación del profesor porque ella se ofende, porque al parecer tiene que pedirme permiso para... ¿hablar? Ya lo haces. ¿Interrumpir? Lo haces. ¿Hacer trampa? Lo haces.
Me fastidia sentir que he vuelto al colegio. Pensar que estoy con personas cabales y darme cuenta de que, al parecer, la loca soy yo porque no quiero seguir el juego.
Quizás mi problema es que soy profesora. Me pongo en la piel del profesor. Entro en una clase (de la que soy estudiante) y ya sé qué tipo de alumnos son mis compañeros, ya sé a quien quiero acercarme y a quien no. Pero al parecer, eso no está bien. Y no he rechazado a nadie, sólo me molesta que no dejen a mi profesor dar clase y a mí recibirla y encima que me enjuicien por ello. Recuerdo: más de 600€, estoy en paro. Creo que tengo derecho.
Y no es sólo ella, porque también hay un él. Sí, muy divertido... divertido hasta que te llama delante de todos tus compañeros hot girl o decide no hacer los trabajos en equipo, copiarse de ti, inventarse las cosas y luego, de todo, tú tienes la culpa. Sí, que vale, que quizás con ella me falta paciencia y con él sentido del humor, pero, por favor, que tenemos una edad y si a vosotros os sobra el dinero a mí no.
Nada. Yo soy la rara. La repelente. Tengo que vivir con ello o simplemente... 
¡Cuánto echo de menos mis años de facultad! Esos años en los que me dije "Dejo atrás el bullying, los apodos insultantes, las rabietas de niño pequeño, las niñerías y comienzo de cero." Bien, será que en la universidad todos empezamos igual porque después... las niñerías se mantienen, el bullying reaparece y los insultos ahora son más sutiles. ¿Y las rabietas? Bueno, aquí tenéis mi pataleta.

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