viernes, 19 de diciembre de 2014

La profe inculta

Dicen mis alumnos que soy una inculta porque no sigo los grandes hits de la televisión, dícese: Gran Hermano; Adán y Eva; Mujeres, Hombres y Viceversa... Dicen. Creo que para picarme, quieren sacar a la profe de sus casillas. Inculta.
Yo les sonrío. Les explico lo que significa cultura y se repiten, pero en otros términos: "Te falta cultura televisiva. ¡Ésa es la más importante desde siempre!" ¿Desde siempre? ¿Qué sabréis vosotros, niños de 16-18 años lo que es desde siempre? Llamáis cultura a la caja tonta que si recibió ese nombre sería por algo.
Bueno, finalmente cuando les veo felices por sentirse superiores a mí, sonrío y les digo: "Ojalá comprendierais la pena que me dais." 
Y ahí se desinflan, caen y me observan como quien ve a una loca: desde lejos y sin tocarla, incrédulos. Unos segundos después se autoafirman en su insulto hacia mí, niegan con la cabeza y vuelven a sus deberes.
Pena, pero pena de verdad.
Para mí la televisión era un privilegio o un castigo, un mero entretenimiento cuyo derecho debía ganar. Con todo, siempre nos dejaron claro que eso no era cultura. Cultura era viajar, conocer y aprender y como nunca hemos tenido una economía boyante, cultura paso a ser los libros que nos permitían precisamente eso: viajar, conocer, aprender y además, vivir mil vidas.
Los libros eran nuestro gran premio. Mi madre ha conseguido, no sé cómo, que siempre que podemos pidamos un libro como regalo por delante de cualquier cosa. Estudiar era nuestra obligación, nunca nos chantajeó con un móvil, una moto o ropa si lo aprobábamos todo. Nos explicaba que el trabajo de los padres era ganar dinero para vivir y el de los hijos estudiar para ser mejor que ellos. Al terminar el colegio nos compraba nuestros cuadernillos Rubio y Santillana y un libro, el que quisiéramos y que sólo podríamos leer al terminar los cuadernillos que no duraban ni dos semanas y los libros ni dos días.
Tuvimos un profesor que se quejaba de que yo leía cosas inapropiadas para mi edad (A. Christie o Lorca con siete años es demasiado), que mi hermano sólo leía sobre dinosaurios (el veterinario aún recuerda el nombre científico de todos) y que mi hermana sólo leía las W.I.T.C.H. (ahora ha cambiado las hadas por la literatura inglesa en versión original). Mi madre siempre le respondía lo mismo: "Me da igual, mientras lean."
Los libros me han dado algo que no me ha dado la TV: recuerdos familiares inolvidables.
  Con mi hermano me enganché a la saga del Pequeño Vampiro y sentimos juntos la tristeza y la felicidad propia de terminarla juntos. Él mismo, con sólo dos años aprendió a leer gracias a su curiosidad y afán por aprender y al mío por enseñar.
  Mi madre nos leía antes de dormir. Yo siempre le pedía La bella durmiente, el mismo libro que utilicé para enseñar a leer a mi abuelo (claro que no lo conseguí, pero lo memorizó).
  Al nacer mi hermana seguí con la tradición que mi madre ya no podía continuar y comprendí porque me suplicaba para que eligiera otro cuento... Mi hermana siempre me pedía la misma historia, Piel de asno. Así aprendí que la historia se repite y es preciosa.
  La playa es para jugar con la arena, bañarse en el mar y tumbarse al sol. Eso era de pequeños, ahora, antes de salir nuestra madre nos pregunta: "¿Lleváis un libro?" Y sí, llevamos un libro, porque hemos crecido viendo a nuestra madre con un libro en la mano estuviéramos donde estuviéramos.
Así que sí, soy una inculta. Una inculta orgullosa llena de recuerdos maravillosos y con mil y una vidas por vivir.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Mr. W

Siempre nos quedará la esperanza ¿no? O al menos eso dicen.
Esta semana os traigo algo diferente, más que nada porque no he podido pararme más. Se trata de una semana vacía, pero no por ello sencilla. Así que os dejo con un texto (en inglés) escrito por mí (corregido por la profesora) que habla de eso: esperanza.

<< Mr. W sat at the window and contemplated the sky: it was blue without clouds like his home. He even remembered his home in the countryside between the mountains.
    But now he is a foreigner. The war forced him to leave his life and to start again in another place where he was a deserter. He changed after he'd seen the horror: he took a chance and went to the USA.
    His life hasn't changed since he arrived.
   Suddenly, he saw the person who could change his life through the window. He went down the staris and ran to him. When he found him, he said:
"Hello. Are you the Chance? I was waitting for you.">>

No seáis como Mr. W y os quedéis esperando esa oportunidad que no llega. Salid de vuestras casas y buscadla. Ella está ahí, en alguna parte, esperando que la encontréis. Mientras tanto no perdáis la esperanza.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

El tabú del amor.

¿Os habéis preguntado alguna vez qué te quiero o te amo es el más difícil de pronunciar? 
Cuando sientes esas mariposas en el estómago, cuando estás siempre nerviosa por verle, cuando no sabes qué ponerte para estar perfecta, cuando sólo has empezado a sospecharlo... es horrible decirlo. Te invade el miedo por ser el primero o el orgullo para no serlo. Miedo a elegir mal el momento, el lugar. Miedo a que el otro no lo sienta. Y sin embargo, un día cualquiera, sin más, sin planearlo... sale o lo oyes, es natural, espontáneo. Perfecto.
Después de eso, no paras de decírselo, no dejas de oírlo. Es maravilloso. ¿La magia del amor acaso?
Pero pasan los años. Cada vez hay más confianza y debería, a su vez, ser más fácil decirlo. Debería seguir siendo algo natural, pero se convierte en un tabú. ¿Miedo? No. ¿Pereza? No lo creo. ¿Entonces? Comodidad. 
El ser humano es, como todos, un animal de costumbres y cuando está con alguien mucho tiempo da por hecho que siempre va a estar ahí. Llega un momento en el que no agradecemos a los demás su tiempo, su ayuda o que permanezcan a nuestro lado. Pensad que a todos cuando éramos pequeños se nos llenaba la boca diciendo "te quiero" a padres, abuelos, hermanos. Pensad ahora cuánto tiempo hace que no se lo decís cara a cara, sin usar un medio escrito. A mí no me valen los TQM, ni los estados de facebook/twitter/instagram o lo que sea,para decirlo (aunque yo misma lo haga).
¿Significa eso que la vergüenza sigue ahí, que a pesar de los años y/o la confianza, nos avergüenza decir "te quiero"? Me temo que sí. Hace mucho que no oigo a mis padres decírmelo a mí, aunque sí oigo cómo (se) lo dicen a mis hermanos. No creo que por ello no me quieran, es sólo que yo sí estoy presente y es más difícil. Sin embargo, hace poco que yo se lo dije a mi pareja y no me refiero a mensajes de texto o cualquier otra mensajería instantánea.
Me refiero a estar los dos en silencio, mirándonos a los ojos. Acaricié su rostro y de repente... me sentí agradecida por tenerle ahí, porque él haga hermoso el silencio y me sobrecogí. Me sobrecogió que después de casi once años pudiera seguir haciéndome sentir así. Le besé. Me emocioné, se me escaparon algunas lágrimas, no me avergüenza reconocerlo. Entonces él me devolvió el beso, me acarició la cara, me apartó el pelo y simplemente sonrió. Supe que estaba pensando lo mismo que yo. Recordé que él fue el primero en decir te quiero y ese recuerdo me hizo sonreír. Aparté mi mirada y con la voz quebrada le dije: Te quiero. Recibí un abrazo y un beso por respuesta. Unos minutos después él dijo: Yo también te quiero.
Él ha sido y es mi mayor apoyo, uno de mis mejores consejeros, uno de mis mejores amigos. Y sí, sé que en uno de éstos posts dije que el amor era otra cosa y no lo que tengo. Esto es mejor que el amor, porque es amor en estado puro. Un amor consecuente, inteligente, claro, sincero e imperfecto. Un amor que sabe odiar, discutir, defenderse, protegerse, llorar y que a pesar de todo sigue amando. Un amor que ya no requiere de tantos te quieros, pero que cuando llegan los valoras y aprecias más que aquellos muchos que os decíais en la época de mayor explosión. Tengo a mi lado una persona que me hizo ver que el amor madura, no envejece o muere, simplemente madura, crece y cambia contigo. Nosotros vamos de la mano por este tortuoso camino y nuestro amor crece, cambia y madura con nosotros, aunque ya sabéis que cada uno ama, siente y demuestra en diferentes niveles y formas.
El amor tiene muchos caminos, muchas formas, muchos tabúes, pero todos y cada uno de ellos necesitan lo mismo para ser llevados adelante: valor.
Tened valor. Amad y gritadlo.

sábado, 22 de noviembre de 2014

Chica repelente

¿Os acordáis de esos dibujitos que tanto se veían antes en youtube sobre una niña pequeña, rubia y repelente? Os diré algo, esa niña no es tan repelente como creemos.
Repelente es tener ese algo que hace que todos huyan de ti y tú no saber muy bien porqué pasa eso.
Hoy he vuelto al colegio, cuando todos me huían por saber más, por querer saber más, por querer recibir mi clase o simplemente, por querer igualdad de condiciones. Entiendo, que en el colegio lo mío no era muy normal y que por ello causara ese efecto. Pero hoy día, con 29 años, entre personas maduras...
Vale. No entiendo porque se molestan porque a mí me moleste las personas que hacen trampas y que son competitivas. Claro, no lo entienden, porque no recuerdan que ésas son precisamente las que hacen trampas y se molestan cuando tú, justamente, vas ganando. Pues bien, hoy me he quejado de esa persona y he utilizado sus mismas tácticas. Resultado: yo soy la mala. 
Al parecer no puedo quejarme por una nimiedad porque... no sé, será que ella, quien interrumpe la clase, quien no deja contestar ni hablar al profesor u otros compañeros, cae mejor que yo. Al parecer no puedo estar en mi derecho de querer recibir clases, unas clases que me han costado más de 600€. Al parecer yo no sé nada. Al parecer ya ni siquiera puedo tocarme el pelo o reírme de comentarios de otras personas o de las muecas de desesperación del profesor porque ella se ofende, porque al parecer tiene que pedirme permiso para... ¿hablar? Ya lo haces. ¿Interrumpir? Lo haces. ¿Hacer trampa? Lo haces.
Me fastidia sentir que he vuelto al colegio. Pensar que estoy con personas cabales y darme cuenta de que, al parecer, la loca soy yo porque no quiero seguir el juego.
Quizás mi problema es que soy profesora. Me pongo en la piel del profesor. Entro en una clase (de la que soy estudiante) y ya sé qué tipo de alumnos son mis compañeros, ya sé a quien quiero acercarme y a quien no. Pero al parecer, eso no está bien. Y no he rechazado a nadie, sólo me molesta que no dejen a mi profesor dar clase y a mí recibirla y encima que me enjuicien por ello. Recuerdo: más de 600€, estoy en paro. Creo que tengo derecho.
Y no es sólo ella, porque también hay un él. Sí, muy divertido... divertido hasta que te llama delante de todos tus compañeros hot girl o decide no hacer los trabajos en equipo, copiarse de ti, inventarse las cosas y luego, de todo, tú tienes la culpa. Sí, que vale, que quizás con ella me falta paciencia y con él sentido del humor, pero, por favor, que tenemos una edad y si a vosotros os sobra el dinero a mí no.
Nada. Yo soy la rara. La repelente. Tengo que vivir con ello o simplemente... 
¡Cuánto echo de menos mis años de facultad! Esos años en los que me dije "Dejo atrás el bullying, los apodos insultantes, las rabietas de niño pequeño, las niñerías y comienzo de cero." Bien, será que en la universidad todos empezamos igual porque después... las niñerías se mantienen, el bullying reaparece y los insultos ahora son más sutiles. ¿Y las rabietas? Bueno, aquí tenéis mi pataleta.

martes, 18 de noviembre de 2014

Escribirme

Después de mucho buscar he encontrado una mesa libre en un Starbucks. Al parecer a la gente no le gusta mojarse. A mí me encanta. Lo prefiero a tener que luchar contra el paraguas, el viento y encima mojada y mojándome. No. Me gusta sentir el agua en mi cara, me gusta mis cabellos mojados, pararme en mitad de la calle y alzar la cabeza. Me libera. Será por aquello de que el agua purifica, limpia. No sé. Misticismo.
Lo cierto es que no sé que contaros. Hago haciéndome a la idea de que debo cerrar etapas, ciclos y dejar de aferrarme al pasado. Tomarme mis decisiones en serio y luchar por ello, hacer un sacrificio. Evolucionar. Creo que esta semana será decisiva y estoy dispuesta a conseguirlo. Ya no me vale intentarlo. Debo ir a por todas sí o sí y dejar marchar algunas cosas que es lo más difícil.
Se trata de una lucha interna que no puedo extrapolar mucho más, ni contar. Aunque me exponga aún hay cosas que me guardo para mí. Una debe tener secretos ¿no? Ponerse límites. Ser misteriosa.
Pienso en las muchas personas que han pasado por mi vida y sobretodo en las que están ahora. Algunas debería dejarlas atrás para cerrar ciclos, más que nada porque ése es nuestro único vínculo, pero pienso que me perdería conocer a personas fantásticas, increíbles, positivas. Las echaré de menos, pero al fin y al cabo las relaciones son cosas de dos y no depende sólo de mí, aunque lo intentaré. Creo que sí.
Quisiera escribir un nuevo comienzo, reescribir algunos momentos y aún así, sé que todo fue y es como debe ser: perfecto. Perfecto para mí, aunque lo considere poco, injusto o insuficiente. Quiero quedarme así: positiva, con fuerzas, con ganas y luchar. Quiero escribir mi historia, mi vida.
Lo he decidido. Voy a escribirme. Es mi obra.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Género

Aquí con mi Mocca Blanco y frente al Archivo de Indias me dispongo a debatir con vosotros.
Esta semana un chico de diecitantos me comentaba que la pareja de su amiga era muy afeminada y ella muy macho, así que, seguramente, sería una tapadera. Me sorprendió que un chico joven, afeminado, siempre rodeado de chicas y que sin gustos socialmente masculinos dijera algo tan... ¿homófobo? Intolerante. ¿Envidia quizás? 
¡Cuánta verdad encierra el refranero popular! Vemos la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el nuestro. 
No sé, igual era un grito de ayuda. No creo. 

Hablemos del género.

1º) ¿Nuestros genitales ya nos imponen un género? 
Creo que no, sólo determina que función realizas en la procreación. En contra de esta idea está el hecho de que muchos transexuales cambian su género físico para acompañarlo a su sentir (mientras sean felices, estén bien y a gusto con ellos mismos que hagan lo que quieran).

2º) ¿Debe la sociedad limitar nuestro género? 
No. Y poco a poco la sociedad está siendo tajante con esto. Sin saberlo yo misma he luchado contra ello: yo quería los juguetes de mi hermano, él los quería todos. Si bien desde pequeña cultivaron en mí el deseo de la maternidad y el cuidar a los demás (dos rasgos que arraigaron bien en mí y han florecido con creces) yo nunca quise aprender ni ser como las demás: no quería limpiar, coser, cocinar... mis muñecas luchaban entre ellas. Reconozco que cuando mi hermano nació todo se intensificó: ¿por qué yo tenía que aprender y él no? ¿por qué él podía verl el fútbol, interesarse por las cacerías y yo no? Porque yo quería y jugaba muy bien al fútbol, siempre con los chicos. ¿Veis? Con los chicos. Ellas preferían chismorrear y dejar que los mayores le tocaran el culo. Yo luchaba, era Chi-Chi (Goku), el Power Ranger rosa (no me dejaban ser el blanco)... Yo quería lo que me negaron por nacer con vulva (algo que yo no elegí). Si antes estaba en mí, después se convirtió en una lucha contra el machismo.

3º) ¿Y ahora qué?
He refinado mi estilo, pero sigo prefiriendo la ropa no femenina, el pelo corto, no maquillarme, no depilarme (salvo en verano por exigencias sociales). Me sigue gustando el fútbol, sigo odiando lo típico de mujer: coser, cocinar, limpiar, salir de compras... Me gusta estar tirada en el sofá y que me lo hagan todo. Pero me gusta ser mujer. Me gustan los hombres. 
¿Entonces?

Jamás olvidaré a aquella 'matona' de instituto que se paró en lo alto de la escalera a la hora de entrar y gritó: "¡Por fin te vistes como una chica! Empezaba a pensar que eras bollera." Hace 14 años eso hundía mucho, hacía mucho daño y me puse como loca a buscar pareja. Lo peor de hacerlo es que conseguí una (pero eso es otra historia). ¿Qué sabía ella de mí? Nada. Hasta mi padre dio gracias de que me gustara Nick Carter, también creía que lo era. Absurdo.

4º) Yo. ¿Cómo me siento?
Mi género es doble: mujer por mis genitales y varón por la sociedad. Así que soy una mujer masculina. Creí que me quedaría sola, pero no. Encontré a alguien como yo, o mejor, mi polo opuesto. Sale de compras, se arregla, cocina, odia el fútbol... Mi hombre perfecto. Alguien que sufrió y pasó por la mismo que yo.

5º) Conclusión.
Estaría bien dejarse de géneros, de ridiculizar por estereotipos, por sexismo. No creo en el género. Creo en las personas, en como se sienten. Rompamos barreras, estereotipos. Ninguna mujer debe ser fiel sumisa ni ningún hombre el poderoso dominante. Simplemente seamos. Existamos. Convivamos.

sábado, 1 de noviembre de 2014

¿Por qué?


¿Os habéis parado a pensar alguna ver por qué hacemos las cosas? ¿Lo hacéis por un qué o por un quién? ¿Os habéis parado a pensar por qué pasan las cosas? ¿Pasa por algo o por alguien?
Siempre me han tildado de soberbia, realmente no sé muy bien qué es la soberbia. La RAE dice:



En su 4ª acepción dice que se trata de cólera e ira expresadas con acciones descompuestas o palabras altivas. Puede que esa acepción me venga bien. Cuando me enfado, lo hago de forma desmedida y ataco sin ton ni son, pero me siento con derecho a ello.

[Sé que hasta ahora nada tiene sentido, pero seguid leyendo]

Esta noche, reconozco, que me lo he planteado todo. Suelo pensar que hago las cosas por los demás y si hago algo, si sufro, es más por alguien que por algo o por mí. Si una persona sufre sufro por ella, quizás exageradamente, pero piensas que es todo tan injusto, que esa persona no se lo merece y aún peor, que podía haberse evitado. Eso es lo peor de todo, ver a alguien que quieres sufrir por algo que se podía haber evitado.
Puede que más que soberbia sea melodramática. No tengo límites. Pero no puedo, es superior a mis fuerzas, el caos se apodera de mí y no hay vuelta atrás.
¿Tenía Edipo elección? Quiero decir, ¿tiene el ser humano elección o el destino está escrito? Y si está escrito ¿quién o qué lo ha escrito? Si el ser humano elige, ¿elegimos equivocarnos? Si está escrito, ¿cómo es que Dios o el hado o lo que queráis permite que pasen ciertas cosas? ¿Acaso somos castigados viendo sufrir a las personas que queremos?
Intento relajarme, respirar hondo, recordar las clases de yoga y pensar: "Vale, él es así, no lo podemos evitar." Pero, ¿sabéis qué? Sí se puede evitar, sí se puede haber evitado y estoy aquí, escribiéndoos mientras mi cabeza sigue rezando y pidiendo que esto se solucione.
¿Qué ha sucedido? Hemos perdido a una de nuestras mascotas. Con algo de cuidado por parte de mi padre se podría haber evitado. Mi hermano no sufriría. Yo no estaría escribiendo esto.
Pero está bien que reflexionéis sobre ello: ¿sufrís por algo o alguien? ¿hacéis las cosas por algo o por alguien? ¿podéis ser egoístas y sólo pensar en vosotros y sufrir por vosotros? Ahí os lo dejo. Pensad.


PD. Os alegrará saber que nuestra mascota apareció a la mañana siguiente gracias a la gran comunicación por redes sociales. Aún así, pensad.

jueves, 30 de octubre de 2014

29

    He cambiado de Starbucks, pero no de idea y mirando mi anodina taza pienso que me gustaría que me tocara un camarero de los que te pintan cosas o te dan su número de teléfono.
    Mañana, o el pasado sábado, (no sé cuando publicaré esto), cumplo 29 y soy incapaz de hacerme una lista de propósitos, creo que es algo que surge sin más. Además, me parece ridículo. Ya sabéis: "Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes" by Yoda. (¿Algún friki entre los lectores?
    Yo directamente no lo hago. Creo que con la edad me empieza a poder el vicio y a faltar voluntad (no estoy escuchando a Fito, pero me viene perfecta la frase). Total, ¿para qué? Tampoco es que espere algo mejor.
  Miro el Alfonso XIII y recuerdo cuanto tenía sueños, esperanzas, ganas de luchar. Ahora simplemente "existo". Si llego a vieja recordaré mis veintimuchos como aquellos años perdidos en los que sólo me dejaba arrastrar.
  Yo tenía fuerza, vitalidad, ganas... ahora tengo un país podrido, una cultura incomprensiva y muchos amigos en mi situación. Algunos incluso pensarán que al menos tengo amor. 
   Pues bien, os diré que el amor era otra cosa, hace mucho. Ahora tengo un compañero (al que amo, pero es diferente) en el que veo muchos defectos (que lo hacen humano) como el orgullo o el machismo. 
    Pero bueno, no hay relaciones perfectas y quien diga o crea que la suya lo es miente. Apariencias. Y os puedo asegurar que me he encontrado con mucha gente así. Que yo, discrepe o discuta con mi pareja no es, para mí, señal de que algo vaya mal. Lo que me extrañaría es que siempre estuviéramos de acuerdo o cediendo: ni quiero un clon de mí ni ser la subyugada de nadie. Agradezco mucho tener mi propia opinión, poder expresarme (aunque con ello le provoque una úlcera a mi padre) y poder valerme por mí misma.
   Retomando la línea principal, cumplo 29 y como mi ánimo es gris he decidido tener una fiesta gótica. Básicamente será un funeral con comida y alcohol, porque es así como me siento y es lo que necesito. Me explico, siento que estoy, pero no que vivo. Es ese estar sin estar y agradezco estar aún sin estar porque implica estar viva, pero no por ello vivir. Es una dicotomía sutil, pero vital.
    Proyectos. Tener una ilusión. Una idea. Agarrarme a ella y luchar. No he sido nunca de las que se rinden, pero empiezo a querer tirar la toalla. ¿Algún consejo? ¿Algún subversivo?
    Ni siquiera creo que haya alguien que lea cada entrada que publico, pero intento creer que sí y me obligo a escribiros. Sois uno de esos penfriends que no se contestan, pero siempre están ahí leyendo, juzgando, esperando, silenciosos... Y os lo agradezco. No os juzgo. Es más, os doy las gracias, gracias de alguien que vive en eterna soledad.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Me he visto obligada a parar por una visita. Una visita de ésas en las que ambos estáis en la misma sintonía, con los mismos problemas y la conversación se basa en: Lo sé perfectamente. Y tú sabes que es verdad, que no es un decir por decir. Alguien que me ha dado posibles temas que tratar. Quizás en un futuro. Por ahora, lo dejamos aquí.
Mañana es mi cumpleaños y estoy parada ante el lugar donde me dieron el mejor de los regalos: mi primer, y hasta ahora, único trabajo.

lunes, 20 de octubre de 2014

Reflexionando

     Ni Sevilla es Edimburgo, ni Starbucks un elegante café. Ni siquiera sé si quiero volver a escribir, retomar el blog.
     Lo dejé por la Universidad. Primera excusa.
     Estoy de luto. Segunda excusa.
     Estoy ocupada. Tercera excusa.
     No tengo nada que contar. Depresión.
     Depresión post universidad y no tener rutina, amigos, ¿independencia? El luto, realmente, jamás pensé que la perdería, jamás me hice a la idea y aún hoy, tres años después, pienso que sigue viva. Absurdo, pero me ayuda a sobrellevar el dolor, el miedo. Ocupada, cuando trabajaba, hace tres años (afortunada yo): trabajar tres meses, 8h diarias y cotizar veinte días. Es lo que tiene España.
    No tengo nada que contar, falso. Mi cabeza rebosa imaginación. Vivo mil vidas diferentes antes de dormir; antes de decidir que es hora de comenzar el día (normalmente a las 13:30h y de paso no veo a mis padres); cuando camino por la calle con mis cascos e indiferente del mundo o mientras hago running al aire libre (antes de que lo prohíban).
    Soy la típica casi treintañera que vive con sus padres, que ven en mí una decepción y una alegría, el foso de descarga. Es que, como soy la mayor, no lo elegí, pero al parecer me tengo que joder y tragar lo que me echen. No puedo pensar ni igual ni diferente a ellos, no puedo protestar, no puedo quejarme, no puedo reclamar y por supuesto, DEBO dar explicaciones.
-Anoche llegasteis a las 5, ¿por qué?
-Anoche salisteis, ¿por qué?
    Os prometo que a la tercera le diré la verdad y le recordaré aquello de que "quien pregunta lo que no debe oye lo que no que no quiere".
    Venga va, un punto positivo: tengo novio. Desde hace diez años y a veces pienso que es gracias a ______ que seguimos juntos. Ello me ha dado paciencia y también, todo hay que decirlo, suple mi instinto maternal, mi instinto protector.
    Sí, porque tengo el puto tic-tac biológico golpeándome el útero con cada latido. Porque pienso: ¡Dios mío! ¿Por qué das hijos a canis, a irresponsables, a majaras y a mí no me das la oportunidad?
    Lo sé, no es culpa suya. Yo puedo elegir buscarlo, pero me han enseñado que hay que seguir un orden: trabajo+hogar+matrimonio+hijos. Sí, no es necesario casarse, tú que serías capaz de hacerlo gracias a tu educación y/o pensamiento independiente. Yo no.
    Y para colmo de desgracias, también soy española (porque ser español en estos tiempos es más triste que otra cosa). Por desgracia, porque miro a Wert o a Sinde y me entran ganas de hacerme cazadora. Y ya cuando veo la sonrisa de superioridad de ZP, Rajoy, Aznar, González o la Leti pienso: ojalá necesitaran mi sangre. Los vería morir lentamente envenenados.
    Sí, porque soy de Huelva y aquí han decidido que sobrevivan los más fuertes. Tenemos fábricas que para sí las quisieran en la Luna, aunque yo las plantaba frente a las casas de cada político español. A ver si sobreviven, como nosotros, con nuestra fantástica sanidad 'pública'.
    Aún me sorprende quien se pregunta que cómo pudieron matar a Excalibur. Sin tener en cuenta que como él mueren centenares cada día (pero ya sabéis, el pedigrí es el pedigrí y los niños se aburren de ellos y hay que irse de viaje...) Bien, ahora en serio: si les da igual matar al pueblo que somos quienes los mantenemos y 'elegimos' ¿cómo no van a matar a uno o a miles de animalitos? El lince está medio a salvo, por ahora, que hay recortes y necesitan borregos y moribundos que en su ignorancia o delirio se crean sus mentiras.
    Pues eso, que me siento en un Starbucks en Sevilla y pienso que después de todo no me puedo quejar, pero quería hacerlo.

sábado, 18 de octubre de 2014

Tiempo


    Después de dos años de silencio, vuelvo. Quizás ya haya llegado la hora. Sólo esperad un día más.
    Volvemos con fuerza y con un nuevo aire.