sábado, 10 de abril de 2010

Espejismo

Eres el fantasma que me engaña,
que me ata a la locura de la existencia
de un amor fugitivo, que en vano huye
por los adoquines de mi ausencia.
Eres el espejismo en este desierto
en el que los sentimientos perecen
en una primavera ajena a los sentidos
que por tanto dolor envejecen.
Eres la ilusión a la que me aferro
para creer que aún me amas,
para seguir en el intento inequívoco
de que hay amor en tu alma.
Pero no eres más que un recuerdo
que fugaz pasa por mi mente
para, de esta alma y este cuerpo,
hacerme aún más doliente.
Y no hay ya paciencia…
tu ausencia es ya hecho presente
en mis brazos que aclaman,
en estos, mis labios impacientes
que te reclaman, que te llaman
a voces, a gritos y tú indolente…
no los calmas, no los besas.
Soy tu olvido, tu presencia ingrata,
la pesada carga de la que deshaces
cuando sus besos te agrian.
Soy tu desespero y tu agonía
porque me reclamas y abandonas
una y mil veces al día.
Soy quien te espera, quien te perdona…
quien te grita, quien te ama…
y para ti, indiferente, no soy nada.