lunes, 20 de octubre de 2014

Reflexionando

     Ni Sevilla es Edimburgo, ni Starbucks un elegante café. Ni siquiera sé si quiero volver a escribir, retomar el blog.
     Lo dejé por la Universidad. Primera excusa.
     Estoy de luto. Segunda excusa.
     Estoy ocupada. Tercera excusa.
     No tengo nada que contar. Depresión.
     Depresión post universidad y no tener rutina, amigos, ¿independencia? El luto, realmente, jamás pensé que la perdería, jamás me hice a la idea y aún hoy, tres años después, pienso que sigue viva. Absurdo, pero me ayuda a sobrellevar el dolor, el miedo. Ocupada, cuando trabajaba, hace tres años (afortunada yo): trabajar tres meses, 8h diarias y cotizar veinte días. Es lo que tiene España.
    No tengo nada que contar, falso. Mi cabeza rebosa imaginación. Vivo mil vidas diferentes antes de dormir; antes de decidir que es hora de comenzar el día (normalmente a las 13:30h y de paso no veo a mis padres); cuando camino por la calle con mis cascos e indiferente del mundo o mientras hago running al aire libre (antes de que lo prohíban).
    Soy la típica casi treintañera que vive con sus padres, que ven en mí una decepción y una alegría, el foso de descarga. Es que, como soy la mayor, no lo elegí, pero al parecer me tengo que joder y tragar lo que me echen. No puedo pensar ni igual ni diferente a ellos, no puedo protestar, no puedo quejarme, no puedo reclamar y por supuesto, DEBO dar explicaciones.
-Anoche llegasteis a las 5, ¿por qué?
-Anoche salisteis, ¿por qué?
    Os prometo que a la tercera le diré la verdad y le recordaré aquello de que "quien pregunta lo que no debe oye lo que no que no quiere".
    Venga va, un punto positivo: tengo novio. Desde hace diez años y a veces pienso que es gracias a ______ que seguimos juntos. Ello me ha dado paciencia y también, todo hay que decirlo, suple mi instinto maternal, mi instinto protector.
    Sí, porque tengo el puto tic-tac biológico golpeándome el útero con cada latido. Porque pienso: ¡Dios mío! ¿Por qué das hijos a canis, a irresponsables, a majaras y a mí no me das la oportunidad?
    Lo sé, no es culpa suya. Yo puedo elegir buscarlo, pero me han enseñado que hay que seguir un orden: trabajo+hogar+matrimonio+hijos. Sí, no es necesario casarse, tú que serías capaz de hacerlo gracias a tu educación y/o pensamiento independiente. Yo no.
    Y para colmo de desgracias, también soy española (porque ser español en estos tiempos es más triste que otra cosa). Por desgracia, porque miro a Wert o a Sinde y me entran ganas de hacerme cazadora. Y ya cuando veo la sonrisa de superioridad de ZP, Rajoy, Aznar, González o la Leti pienso: ojalá necesitaran mi sangre. Los vería morir lentamente envenenados.
    Sí, porque soy de Huelva y aquí han decidido que sobrevivan los más fuertes. Tenemos fábricas que para sí las quisieran en la Luna, aunque yo las plantaba frente a las casas de cada político español. A ver si sobreviven, como nosotros, con nuestra fantástica sanidad 'pública'.
    Aún me sorprende quien se pregunta que cómo pudieron matar a Excalibur. Sin tener en cuenta que como él mueren centenares cada día (pero ya sabéis, el pedigrí es el pedigrí y los niños se aburren de ellos y hay que irse de viaje...) Bien, ahora en serio: si les da igual matar al pueblo que somos quienes los mantenemos y 'elegimos' ¿cómo no van a matar a uno o a miles de animalitos? El lince está medio a salvo, por ahora, que hay recortes y necesitan borregos y moribundos que en su ignorancia o delirio se crean sus mentiras.
    Pues eso, que me siento en un Starbucks en Sevilla y pienso que después de todo no me puedo quejar, pero quería hacerlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario