jueves, 30 de octubre de 2014

29

    He cambiado de Starbucks, pero no de idea y mirando mi anodina taza pienso que me gustaría que me tocara un camarero de los que te pintan cosas o te dan su número de teléfono.
    Mañana, o el pasado sábado, (no sé cuando publicaré esto), cumplo 29 y soy incapaz de hacerme una lista de propósitos, creo que es algo que surge sin más. Además, me parece ridículo. Ya sabéis: "Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes" by Yoda. (¿Algún friki entre los lectores?
    Yo directamente no lo hago. Creo que con la edad me empieza a poder el vicio y a faltar voluntad (no estoy escuchando a Fito, pero me viene perfecta la frase). Total, ¿para qué? Tampoco es que espere algo mejor.
  Miro el Alfonso XIII y recuerdo cuanto tenía sueños, esperanzas, ganas de luchar. Ahora simplemente "existo". Si llego a vieja recordaré mis veintimuchos como aquellos años perdidos en los que sólo me dejaba arrastrar.
  Yo tenía fuerza, vitalidad, ganas... ahora tengo un país podrido, una cultura incomprensiva y muchos amigos en mi situación. Algunos incluso pensarán que al menos tengo amor. 
   Pues bien, os diré que el amor era otra cosa, hace mucho. Ahora tengo un compañero (al que amo, pero es diferente) en el que veo muchos defectos (que lo hacen humano) como el orgullo o el machismo. 
    Pero bueno, no hay relaciones perfectas y quien diga o crea que la suya lo es miente. Apariencias. Y os puedo asegurar que me he encontrado con mucha gente así. Que yo, discrepe o discuta con mi pareja no es, para mí, señal de que algo vaya mal. Lo que me extrañaría es que siempre estuviéramos de acuerdo o cediendo: ni quiero un clon de mí ni ser la subyugada de nadie. Agradezco mucho tener mi propia opinión, poder expresarme (aunque con ello le provoque una úlcera a mi padre) y poder valerme por mí misma.
   Retomando la línea principal, cumplo 29 y como mi ánimo es gris he decidido tener una fiesta gótica. Básicamente será un funeral con comida y alcohol, porque es así como me siento y es lo que necesito. Me explico, siento que estoy, pero no que vivo. Es ese estar sin estar y agradezco estar aún sin estar porque implica estar viva, pero no por ello vivir. Es una dicotomía sutil, pero vital.
    Proyectos. Tener una ilusión. Una idea. Agarrarme a ella y luchar. No he sido nunca de las que se rinden, pero empiezo a querer tirar la toalla. ¿Algún consejo? ¿Algún subversivo?
    Ni siquiera creo que haya alguien que lea cada entrada que publico, pero intento creer que sí y me obligo a escribiros. Sois uno de esos penfriends que no se contestan, pero siempre están ahí leyendo, juzgando, esperando, silenciosos... Y os lo agradezco. No os juzgo. Es más, os doy las gracias, gracias de alguien que vive en eterna soledad.
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Me he visto obligada a parar por una visita. Una visita de ésas en las que ambos estáis en la misma sintonía, con los mismos problemas y la conversación se basa en: Lo sé perfectamente. Y tú sabes que es verdad, que no es un decir por decir. Alguien que me ha dado posibles temas que tratar. Quizás en un futuro. Por ahora, lo dejamos aquí.
Mañana es mi cumpleaños y estoy parada ante el lugar donde me dieron el mejor de los regalos: mi primer, y hasta ahora, único trabajo.

2 comentarios:

  1. ;)

    Que no decaiga. Puede que las fuerzas vengan y se vayan, pero que no desaparezcan. Y no, no hay relaciones perfectas.
    Y te leo con ganas, me hace sentirme menos sola y menos rara.

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