sábado, 7 de marzo de 2009

No había arpa...

No había arpa en el ángulo oscuro
Mas el salón rebosaba acordes,
Acordes cual trinar de primavera
Que embriagaban con su perfume
Las paredes de la estancia.
La melodía susurraba cadencias
Que tus manos tornaban palabras.
Palabras que me hablaban
De un mundo de paz y tranquilidad
Que solo podría encontrar en tu mirada.
Armonías que se desprendían
Del silencio de tu presencia
Que me decían con tus manos:
“Hay momentos y amigas
Que son para toda la vida.”

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